Editorial: Sigilo Páginas: 173 Año: 2019
Siempre quise hacer esta comparación entre el lector y Cometierra: uno lee esto en fragmentos, en pedazos, en cucharaditas de tiempo y de terrible luminosidad, y nuestra protagonista devora a puñados… pues sí, la tierra. En la oscuridad que ella come, vienen las visiones, y un conocimiento que es más bien una carga.
“Tenía que irme. Aunque no lo quisiera, salí tan oscura como la noche, en mi cabeza el aleteo prestado de una mariposa negra: CARGA TU CRUZ.”
Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Este don que despertó, aunado a su gran compasión, hace que la vida de Cometierra sea doblemente difícil, porque comerla le hace daño. Además, vive en un barrio en donde la violencia y la injusticia son omnipresentes y donde las víctimas casi siempre son mujeres.
En la desesperanza, la gente acudirá a ella, queriendo encontrar a sus seres queridos, pues las autoridades nunca resuelven nada. Pronto, su casa se llenará de frascos y botellas rellenos de tierra, cada uno representando a una persona ida, desaparecida.
En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, Cometierra buscará su propio camino.
“Empezaba a ver que los que buscan a una persona tienen algo, una marca cerca de los ojos, de la boca, la mezcla de dolor, de bronca, de fuerza, de espera, hecha cuerpo. Algo roto, en donde vive el que no vuelve.”
Cucharadas versus Puñados
Esta es una novela muy breve, pero condensa mucho tiempo sin llegar a ser preciso en cuándo pasan las cosas. Vemos a Cometierra de niña, durante su relación, y durante la búsqueda de muchos que no vuelven. Aun así, predomina su visión adulta -aunque infantil en la esperanza- de su mundo.
La brevedad de los capítulos (a veces una, a veces seis páginas) contrasta mucho con lo que hace nuestra protagonista: ella devora la tierra a manos llenas, nosotros vamos avanzando por el libro comiendo poquito a poquito, como en tentempié. Este formato tipo entrega semanal la hace muy digerible, pero también da más pausas en el libro para que podamos respirar, procesar todo lo que sucede 🤫. Esto, a su vez, crea la impresión de que el libro es más largo.
Estos saltos en el tiempo (aunque casi exclusivamente hacia el futuro), junto con las constantes visiones y sueños de Cometierra, la vuelven una narradora no muy confiable, pero infinitamente empática.
“Al principio la tierra es fría, pero en la mano y después en la boca entra en calor. Separé un poco y lo levanté. Me lo llevé a la boca. Tragué. Cerré los ojos, sintiendo cómo la tierra se calentaba, cómo me quemaba adentro, y volví a comer un poco más. La tierra era el veneno necesario para viajar hasta el cuerpo de María, y yo tenía que llegar.”
¿Por qué lo veo todo en lila y marrón?
Terrible y luminosa, lírica y brutal; así la describe su contraportada, y a esto quisiera sumarle la descripción de “honesta”. Ni la violencia ni la pobreza están encubiertas: todo se representa tal y como es, aunque Reyes se las arregle para encontrarle una arista de belleza a todo lo que describe. La belleza en lo inesperado, quizá.
La portada está preciosa, y creo que su paleta de colores (morado y lila, amarillo lima y verde, negro) hacen que todo lo tiña en mi cabeza de este color. Este barrio en la periferia de Buenos Aires parece brillar entintado como esta portada; claro, cuando no está envuelto en tinieblas.
Este ambiente opaco, sumergido, detenido -como si alguien tocara una cuarta suspendida- me gustó. Incluso cuando hay acción, este aire denso no se disuelve. Casi puedes oler el petrichor 🌧️☔.
“La fuerza de la tierra que te devora es oscura y tiene el gusto del tronco de un árbol. Me gusta, me muestra, me hace ver.”
El lirismo oscuro
Tiene un lenguaje sencillo, que se apila poco a poco en cada capítulo y va creciendo hasta darte un golpe tremendo, con las imágenes de impacto tan poético que tiene.
Es muy pausado, hay muchas comas, muchas cosas que se asumen entre párrafos. Esto también genera la impresión de que hay huecos, agujeros negros que se tragan espacio y tiempo y nos dejan con un conocimiento apenas limado, una compresión básica.
Totalmente argentino. Aquellos modismos o conjugaciones que no entendía se fueron suavizando, difuminando. Es un tributo y una crítica a su nación, y algo que afectará emocionalmente a quien lo lea, no importa su procedencia.
Te tendrá bebiendo agua. Es un hecho que me hizo sentir sed, coraje, tristeza. Genera las emociones obvias, pero también generó un sentimiento de orfandad para el cual no estaba preparada.
Veredicto
Es y seguirá siendo relevante. Como mujer, es una lectura impactante, pero se quedó corto. Quería que me reventara el corazón, pero solamente lo pinchó 💘. Hay mucho potencial no explotado, el clímax no me hizo sentir la adrenalina o el miedo que prometía; pero eso no elimina el hecho de que es una novela lograda, inspirada, plagada de buenas frases. Es un debut extraordinario.
Es un Kaiju categoría 3, mis Jaegers.
¡Esta es una reseña que también está en Youtube, en mi canal de Leer en Neón!
Visítalo, allí hablo sobre la literatura con amor y respeto, pero sin perder un toque de diversión.
Novelas gráficas, manga, poesía, narrativa, dramaturgia… en fin, hay de todo un poco.
Recuerda que en el blog seguiré subiendo reseñas, quizá hasta de libros de los que no he hablado en Youtube 😎
Con solo una personita que le haya servido la reseña, me doy por bien servida.
¡Éntrale!
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