“Correr la calle a la inversa, pero el cielo carece de costura alguna. Aventurar la rendición al no poder tocar la superficie. En tumulto, la neblina se equipara a la necedad. Los testigos murmuran ante un acuerdo del que son parte,
«El cielo carece de costura alguna».
Un libro doble que “hace homenaje al carácter polifónico de la poesÃaâ€
Asà se presenta a Filos y Casa-Tirante (Malabar, 2022), la obra más reciente del poeta tapatÃo Román Villalobos. Y asà también se puede resumir.
Filos, y Casa-Tirante son las dos caras de este breve libro, y cuentan con 65 y 58 páginas respectivamente. Esto demuestra la intención de equilibrio en la composición de este, pero también refuerza los contrastes entre ambas secciones; pues mientras que Filos tiene un lenguaje cerebral y abstracto, Casa-Tirante posee un ánimo Ãntimo.
Filos opta por la exploración y la experimentación, sin dejar de lado recursos vitales como la anáfora, que le dotan de ritmo. También incide en imágenes difÃciles de visualizar, que deben aprehenderse a distancia.
Y es que, una vez trenzadas —o cosidas a mano lenta, fuego lento, a través de toda esta sección—, estas imágenes comunican la desolación de las cosas mundanas.
Lado 1: Filos
“DÃas de la antena que llueve, cansada del tiempo. Hablar del juicio de la antena, lo que tiene de la estructura.â€
Filos evita mencionar sujetos, pero estos existen, sin embargo: la misteriosa Delia, la presencia casi sigilosa ⎯y por ello violenta⎯ del hombre desollado, y Jordi, cuyo nombre suele titular los poemas.
La incursión en temas perennes, por otro lado, es más fácil de percibir: Villalobos habla del bosque, del abandono a las entrañas, la sordidez y soledad de la urbe. Esto se evidencia en la siguiente cita:
“¿En qué va a mutar la desesperanza? Ahogar, ahogar, extraer el misterio de la urbanidad.â€
Filos es desapego que solo se comprende a través de su atmósfera. Parece ser la reconstrucción —o más bien el desglose— de una muerte en automóvil, una contemplada por una multitud indiferente y por ello cruel.
Morbo, multitud, tiempo: la indiferencia de todo esto.
Lado 2: Casa-Tirante
En cambio, Casa-Tirante posee una estructura más tradicional, con versos que cuentan con encabalgamiento y por ello gozan de familiaridad a ojos del lector.
En este ánimo Ãntimo se ensalzan las lamentaciones y desolaciones inherentes a un artista, al grado de que Villalobos menciona la vena poética heredada de un abuelo muerto. Posteriormente, alude al lenguaje intraducible que nace de dos poetas:
“Sé de lo que no va a ser de mÃ
en cuanto lo veo.
Pero acá un poeta
no sabe hablar a otro poeta.
Esto se trata de espinas
dorsales, de sueños a los que
no me invitan.â€
También hay temas perennes en Casa-Tirante: el cielo, los árboles, las piedras.
Pero Villalobos no deja que se diluya el panorama urbano de la desolación, puesto que retiene imágenes de asfalto, las farolas, la TV, la pensión de 24 horas, y los “patios desmembradosâ€.
Igualmente, retoma temáticas religiosas, evidenciadas asÃ:
“Iluminar visos de antiguas
veladoras,
camino que huele a parte vieja
de un templo profundoâ€.
Casa-Tirante no ceja en cuanto a lo sensorial, y es igual de atrevido que su contraparte.
Porque vale mencionar que las comillas latinas que atraviesan todo Filos elevan el sentimiento de abstracción; despegan al lector de la narrativa ⎯lo cual llega a ser contraproducente⎯, y a la larga, lo hacen pensar en la experimentación del lenguaje.
Son más libres en su atrevimiento. Casa-Tirante, por otro lado, tiene un sujeto más explÃcito, y por ello el desamparo del cual habla está más aterrizado.
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Lo que permanece tras finalizar su lectura es la desesperanza de la urbanidad, la inquietud de aquello que resulta ajeno, y un renovado interés en la poesÃa contemporánea, proveniente de autores tan jóvenes como Villalobos.
“Cuando venga la lluvia por favor dame
un tramo de acera para huir de ella,
que en la ventana me vean en mi trayecto
perpendicular a la caÃdaâ€.
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