Suelo considerar a Alfonsina Storni como la poeta de la pasión, la mujer que le dio la oportunidad a sus contemporáneas de ser consideradas como mentes capaces de generar obras tan brillantes como las de los hombres, en un tiempo donde la apertura hacia las mujeres era extremadamente reducida.
Usualmente hablo de un libro en específico, pero prefiero hablar de la poesía de una sola persona, que puede abarcar muchos volúmenes y años. Por eso no los convenceré de leer un solo libro, sino les contaré de un poco de su vida, el estilo de su voz poética, y 10 poemas que deberían leer de ella, por si no quieren leer su obra completa.
Mini-Bio
Bueno, Alfonsina Storni nació en Capriasca, Suiza, 1892, tercera hija del matrimonio, y se ahogó en el Mar del Plata, Argentina, 1938. Es raro empezar con el inicio y el final de los ciclos, pero intentaré resumirles:
A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina, y residió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Se graduó como maestra, ejerció en la ciudad de Rosario y allí publicó poemas en las revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas.
Fue docente en el Teatro Infantil Lavardén y en la Escuela Normal de Lenguas Vivas de Buenos Aires, y siguió escribiendo.
Fue creciendo en popularidad y apertura, aunque su primer libro La Inquietud del Rosal, se publicó solamente en 500 copias y no tuvo buen recibimiento. Pero ella no se rindió.
Siguió publicando, hasta que finalmente, pasó de ser una tímida maestra a una verdadera poeta por mérito y honor, y su fama se disparó. Se unió a un grupo de escritores, poetas, artistas y músicos de la época que juntos visitaban La Peña, un restaurante donde recitaban poesía.
El hecho es que, siendo madre soltera en Argentina, al inicio del siglo XX, no fue fácil. Pero Storni perduró.
Deprimida por la muerte de Horacio Quiroga, diagnosticada con cáncer de mama ya incurable, se lanzó al Mar de la Plata tras enviar su último poema, llamado Voy a Dormir. Encontraron su cuerpo a la mañana siguiente. Era 1938.
Estilo- Voz Literaria
Sí, a veces usa palabras complicadas, pero no solo por sonar "intelectual" o querer impresionar al lector, sino porque cada palabra es vital y realmente transmite lo que ella quiere decir. No escribe con este aire de superioridad de muchos escritores.
Sus versos parecen libres a pesar de que siguen la fórmula de rima establecida, y de verdad suenan a música. Se leen fácil, pero llevan muchas reflexiones dentro.
Las metáforas no me parecen muy complicadas, y el lenguaje siempre es íntimo, honesto, sin querer impresionar o apabullar a quien lo lee.
Supo darle voz a otras mujeres sobre el dolor, el despecho, el placer, el anhelo, siempre con una sensibilidad inmensa y un lenguaje hermoso, inspirado, brillantemente femenino.
Ella puede hablar perfectamente de las cosas grandes -el cosmos, las estrellas, el destino, la muerte- así como de cosas pequeñas y cotidianas: la vanidad, el temor, arreglarse, la silueta de las flores, cosas hogareñas, pintadas de rutina.
Son… poemas delicados, muy sensibles, elegantes, pero que saben hablar de las cosas burdas como pasiones prohibidas, nostalgia, enfermedad, suciedad y muerte.
Pienso que es un autora indispensable. Porque se atrevió a hablar de cosas que todas las mujeres pensaban y sentían y no podían externarlo, y siempre con un lenguaje honesto, íntimo.
En fin, les pongo los diez poemas de ella que deberían leer, por si quieren conocer su obra superficialmente. ¡No son muy largos!
Un Día
Andas por esos mundos como yo; no me digas que no existes, existes, nos hemos de encontrar; no nos conoceremos, disfrazados y torpes por los caminos echaremos a andar.
No nos conoceremos, distantes uno de otro
sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira? Diremos, el camino volviendo a desandar.
Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto… cuando ocurra, si ocurre, ¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?
Dolor
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.
Lo Inacabable
No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores...
El tronco seco dará nuevas hojas.
Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.
Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.
Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.
Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!
Golondrinas
Las dulces mensajeras de la tristeza son...
son avecillas negras, negras como la noche.
¡Negras como el dolor!
¡Las dulces golondrinas que en invierno se van
y que dejan el nido abandonado y solo
para cruzar el mar!
Cada vez que las veo siento un frío sutil...
¡Oh! ¡Negras avecillas, inquietas avecillas
amantes de abril!
¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van a buscar
como los emigrantes, a las tierras extrañas,
la migaja de pan!
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales, con las alas de luto
llegaos hasta mí!
Sostenedme en las alas... Sostenedme y cruzad
de un volido tan sólo, eterno y más eterno
la inmensidad del mar...
¿Sabéis cómo se viaja hasta el país del sol?...
¿Sabéis dónde se encuentra la eterna primavera,
la fuente del amor?...
¡Llevadme, golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis!
Yo soy una bohemia, una pobre bohemia
¡Llevadme donde vais!
¿No sabéis, golondrinas errantes, no sabéis,
que tengo el alma enferma porque no puedo irme
volando yo también?
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales! ¡Con las alas de luto
llegaos hasta mí!
¡Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!...
¡Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alas
tejidas en azul!
Viaje
Hoy me mira la luna
blanca y desmesurada.
Es la misma de anoche,
la misma de mañana.
Pero es otra, que nunca
fue tan grande y tan pálida.
Tiemblo como las luces
tiemblan sobre las aguas.
Tiemblo como en los ojos
suelen temblar las lágrimas.
Tiemblo como en las carnes
sabe temblar el alma.
¡Oh! la luna ha movido
sus dos labios de plata.
¡Oh! la luna me ha dicho
las tres viejas palabras:
«Muerte, amor y misterio...»
¡Oh, mis carnes se acaban!
Sobre las carnes muertas
alma mía se enarca.
Alma -gato nocturno-
sobre la luna salta.
Va por los cielos largos
triste y acurrucada.
Va por los cielos largos
sobre la luna blanca.
Pudiera Ser
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido no fuera más que aquello que nunca pudo ser, no fuera más que algo vedado y reprimido de familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido estaba todo aquello que se debía hacer…
Dicen que silenciosas las mujeres han sido de mi casa materna… Ah, bien pudiera ser…
A veces en mi madre apuntaron antojos de liberarse, pero, se le subió a los ojos una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo esto mordiente, vencido, mutilado, todo esto que se hallaba en su alma encerrado, pienso que sin quererlo lo he libertado yo.
Fiesta
Junto a la playa, núbiles criaturas,
Dulces y bellas, danzan, las cinturas
Abandonadas en el brazo amigo.
Y las estrellas sirven de testigo.
Visten de azul, de blanco, plata, verde...
Y la mano pequeña, que se pierde
Entre la grande, espera. Y la fingida,
Vaga frase amorosa, ya es creída.
Hay quien dice feliz: -La vida es bella.
Hay quien tiende su mano hacia una estrella
Y la espera con dulce arrobamiento.
Yo me vuelvo de espaldas. Desde un quiosco
Contemplo el mar lejano, negro y fosco,
Irónica la boca. Ruge el viento.
Voz y Contravoz
Te ataré
a los puños
como una llama,
dolor de servir
a cosas estultas.
Echaré a correr con los puños en alto por entre las casas de los hombres.
Hemos dormido, todos, demasiado.
Dormido a plena luz como las estrellas a pleno día.
Voy a Dormir
Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera, una constelación, la que te guste, todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes.
Te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que olvides.
Gracias... Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido.
¡Esta es una reseña que también está en Youtube, en mi canal de Leer en Neón!
Visítalo, allí hablo sobre la literatura con amor y respeto, pero sin perder un toque de diversión.
Novelas gráficas, manga, poesía, narrativa, dramaturgia… en fin, hay de todo.
Con solo una personita que lo lea y le guste, me doy por bien servida.
¡Éntrale!
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