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Foto del escritorAlicia Maya Mares

El terror del imaginario mexicano tiene alas


cubierta de Fulgor, de Alma Mancilla
Fulgor

Publicación: 2022

Páginas: 128

Editorial: Salto de página


Fulgor

Es una novela breve, en la que abunda el estilo sombrío, poético, sensorial e infinitamente ingenioso -si el ingenio es la elocuencia de siempre elegir la palabra correcta- de Alma Mancilla.

En él se narra la historia de Eva, una estudiante de antropología que se marcha a vivir a una cabaña en un pueblo con tal realizar un trabajo de investigación.

Viene acechada por el trauma de un aborto espontáneo y clandestino, de una relación prohibida, de un estigma de loca e histérica que pasó una crisis de ansiedad. Esta es una historia que se hilvana lento, en donde el tiempo transcurre con la parsimonia de la naturaleza, de las velas que se consumen.

"Todo es ajetreo por aquí y, al mismo tiempo, hay en ellos, en los lugareños, una rara parsimonia, como si el tiempo transcurriera aquí a otro ritmo. Por la ventana desfilan los cerros en sucesión cansina y suave, verdes y azules en líneas ondulantes que alternan con la geométrica simetría de los sembradíos."

Debe hablar con la gente: el sacerdote, los vecinos, las plañideras, el hombre que le prestó la cabaña. Ninguno quiere contarle sobre las misteriosas mujeres que visten de blanco, montan carretas y viven en una comunidad llamada El Retiro. Es apenas uno de los enigmas que habitan Fulgor, porque Eva también conoce a un muchacho albino, Daniel, que parece saber más de lo que dice.

Entonces, ya sea por su propia inestabilidad mental o por efecto de las pastillas, la realidad va diluyéndose poco a poco, contaminándose de viejos miedos que acechan en los bosques y perviven en los cuentos de los campesinos.

"[...] Detrás de la puerta, la cubeta con agua y las tijeras abiertas en ángulo. Hasta yo creo entender lo que eso significa. Alguien dice, como para que me quede claro: Tenemos que protegernos de la bruja, señorita, la bruja ya bajó una vez y la bruja volverá. La bruja siempre vuelve. La bruja no se conforma con un solo niño. La bruja mata por puro placer. La bruja roba la vida y nunca la da."

La fractura de la realidad

La visitan lechuzas por las noches, se come un pan que la hace delirar. La frágil mente de Eva va fracturándose y estas ideas comienzan a permear en ella. Aunque permanece la pregunta: ¿será real todo? ¿La gente hará un voto de silencio para permanecer a salvo de lo que vuela sobre el monte?


"Son lechuzas las que vienen a visitarme por la noche. Las vi ayer claramente por primera vez: blancas, de impávidos rostros redondos y enormes ojos ambarinos. Se supone que son aves de hábitos nocturnos, pero tengo la impresión de que andan fuera a cualquier hora."

"Pienso en diminutas divinidades con alas, en querubines como moscas. Solo al mirar con más atención descubro que son pájaros, aves de rostros extrañamente geométricos, casi cuadrangulares, infinitos ojos amarillos que destellan en la oscuridad circundante."


La ambientación de Fulgor

La trama va mano en mano de la creación de atmósferas, en donde la prosa de Mancilla adquiere una luminosidad digna de su título. Me fascina su capacidad para lo sensorial, para describir con inventiva y lucidez cosas sencillas, que ante su mirada parecen nuevas.

"El aire a mi alrededor se va rarificando y es ahora caluroso, húmedo, batido, salpicado de reverberaciones polimorfas, como si aquí dentro campearan las luciérnagas nadando en un insospechado verdor."

De forma parecida, el horror germina lento. Sí, paulatinamente vamos comprendiendo la identidad de aquello que veneran las mujeres de blanco -de su naturaleza dual, bestial y fecundadora-, y dicho misterio no pierde su majestuosidad eterna nunca.

Perdón por el exceso de citas. Es que Fulgor vale la pena solo por explorar su lenguaje, pero tiene valor inmenso por sí mismo: la arquitectura de un terror primigenio, ligado con el imaginario mexicano y sus mitos, la maravilla de lo inquietante y el asombro ante lo que nos parecía familiar.

La figura de la bruja, de las lechuzas, del ente en donde ambas se funden.

Incluso durante las escenas grotescas, internadas en lo ignoto de la naturaleza, la pluma de Mancilla no pierde su elegancia.



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