20th Century Ghosts
Páginas: 316
Publicación: 2002
Editorial: William Morrow
"I want to see if it’s true. If the sky opens up at the top."
20th century ghosts es una colección de Joe Hill, compuesta por 15 cuentos que realmente apuestan por lo extraño, por lo asombroso, por lo recóndito, féerico y terrorífico. Hasta por lo backrooms.
Cada uno de los cuentos es diametralmente opuesto al siguiente: mientras que el primero es metatextual, de horror más tradicional y suspenso de thriller, el segundo es fantasmal y muy romántico, una carta de amor al cine temprano.
Mejor les pongo un resumen de los cuentos.
Breve panorama de cuentos
Best New Horror: un editor de una revista de cuentos de terror cae, casi sin desearlo, en un thriller de la vida real al buscar a un elusivo escritor.
20th century ghost: el dueño de un cine recuenta la historia de una chica fantasma que murió dentro del cine y se ha reaparecido a lo largo de los años.
Pop Art: un chico se hace amigo de otro chico que es inflable, como un globo, y al que los demás hacen bullying.
You will hear the locust sing: en un claro homenaje a Kafka, un chico amanece un día convertido en un insecto de grandes mandíbulas que asesinará y sembrará el terror en su pueblo.
Abraham's boys: los dos hijos de Abraham Van Helsing (así es, justo como suena) viven en terror de su riguroso padre, quien guarda demasiados secretos en su estudio.
Better than home: El hijo de un beisbolista violento se encuentra con un hombre muerto en el bosque y debe lidiar con la incredulidad de su tía.
The black phone: un chico secuestrado por un asesino de chicos oye sonar un misterioso teléfono negro desconectado desde el sótano donde está encerrado. Lo llaman el fantasma de los otros niños...
In the run down: un chico que trabaja en una tienda es despedido y se topa con un perverso crimen en la carretera. ¿La culpable? Su jefa...
The cape: un chico descubre que puede volar si se pone una capa, y crece toda la vida creyendo que lo imaginó. Hasta que, una vez se separa de su pareja, encuentra la capa de nuevo...
The last breath: una familia visita un aislado museo muy particular: uno donde el dueño guarda en frascos los últimos alientos de personas famosas. Solo pocos visitantes pueden oírlos.
Dead wood: ¿Cómo sería el fantasma de un árbol? Un cuento diminuto, donde resuenan los crujidos de la corteza.
The widow's breakfast: dos niños que huían juntos en un tren se enfrentan a la intemperie, sin saber que se dirigen a una muerte casi segura, o al desayuno que prepara una viuda.
Bobby Conroy comes back from the dead: una pareja de exnovios se topa, años después, en el cast de extras de zombies en una película de Romero. Ella ya tiene un hijo y él, sentimientos sin resolver.
My father's mask: una familia esquizofrénica (o eso parece) viaja a una cabaña en el bosque, donde es costumbre ponerse máscaras y salir a jugar cartas con los entes del bosque.
Voluntary commital: dos hermanos. Uno es un genio que construye laberintos y pasadizos con cajas y latas. Allí el tiempo y el espacio n oobedecen las leyes naturales. El otro es un preadolescente que anda en malos pasos, lanzando tabiques con una amistad de la que no se puede deshacer. Una carta de amor a los backrooms, a la liminalidad, a ser un chico que define su personalidad. Me gustó mucho.
Las temáticas y la prosa
Joe Hill escribe desde su trinchera: ser joven, ser hombre, ser gringo, ser siempre un extraño, un inadaptado, el otro. Son frecuentes los cuentos desde la perspectiva infantil, y si bien hay cuentos muy realistas -asesinatos, padres violentos, bullies, secuestradores-, la prosa brilla cuando algo sobrenatural aqueja el argumento.
La metamorfosis en insecto, las presencias fantasmales, los tratos féericos, las últimas palabras en frascos, los backrooms... En estos casos la narrativa engancha y empuja, te eriza. La mitad del libro sufre porque se asienta en la domesticidad, creo yo.
Resalto descripciones hermosas, místicas, fértiles de magia, símiles espeluznantes, y metáforas ingeniosas, bellísimas en su extrañeza, tal como:
"The Milky Way was a frothing river of brilliance. He could hear very clearly the crickets in the weeds, the weird Theremin music they made, a plaintive humming that rose and fell, rose and fell. They had always been calling to him, he supposed now."
"He walked. He had to, to stay warm. The moon rose, and for a while it lit the black phone like a bone-coloured spotlight. Finney’s face burned and his breath smoked, as if he were more demon than boy."
"At times, my brother made me think of one of those tapered, horned conch shells, with a glossy pink interior curving away and out of sight into some tightly wound inner mystery."
Así son cada uno de estos cuentos: como una caracola marina, cuyo interior rosáceo y luminoso se curva hacia lo lejano en un misterio interior y compacto.
Lenta lectura, pero vale la pena
Me tardé bastante en leerlo, pero francamente creo que es un libro con alma; hecho con amor, melancolía, coraje, determinación.
No le teme a los clichés: los desafía, los reinventa, los celebra como los pilares que son de la literatura. Hay fanáticos del cine y la literatura aquí, niños extraños, adultos que contemplan su hogar e infancia con sabiduría o con intención asesina. Me impresiona la vastedad de los temas, el rango de tonos y emotividad a los que pueda acceder Joe Hill.
Si bien no hay mucha experimentación o variedad de personajes -la vasta mayoría, si no es que todos, son niños u hombres jóvenes-, hay una apuesta por probar argumentos nuevos, una intención de tentar aguas profundas antes de echarse un zambullido.
Hay de todo. Más que nada, un panorama de la literatura breve estadounidense especulativa, que no le teme a ser ingenua o auténtica, que crea nuevos horrores y maravillas sin mucha pretensión.
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