Nota: esta es una reseña medio larga, no me odien xoloscuincles porfa.
Páginas: 268
Publicado: 1985
Editorial: Booket
Mi primera experiencia en clubes de lectura.
A pesar de tanta graduación para mis lentes 👓 y tantos años de que me apodaran “mademoiselle” —porque, tal como Bella caminaba a través del pueblo sin despegar la nariz de su libro mientras los aldeanos cantan la canción de “Bonjour” sobre ella, yo caminaba 🚶🏻♀️ ajena a todo a través de los pasillos de la prepa—, nunca había estado en un club de lectura.
Y cuando vi que estaba abierto uno llamado La Letra en Llamas, salté a la oportunidad como clavadista.
Es organizado con tanto cariño que es casi una ponencia; hasta nos dan lecturas y canciones previas para complementar la experiencia de discusión. Compruebo que no me arrepiento de mi decisión.
El mes pasado leímos Los recuerdos del porvenir, obra maestra de Elena Garro. Y este mes, henos aquí.
Arráncame la Vida ganó el Premio Mazatlán de Literatura 🎖️ el año que fue publicado; es solamente el segundo libro que leo de Ángeles Mastretta, escritora poblana.
Así reza el reverso del libro:
En el México postrevolucionario de los años treinta y cuarenta todo parece suceder como en un vértigo, y para Catalina, protagonista y narradora, escenas y emociones se consumen en el aire con la radiante velocidad de un fósforo.
Ambición, matrimonio, adulterio, sacrificio y venganza; la historia amorosa de la temperamental y apasionada Catalina Ascencio…
En este caso, debo estar en desacuerdo con la contraportada. Catalina no me pareció temperamental o apasionada (más bien boba, pero en la pubertad todas lo somos), sino también el producto de una cultura machista y suprimida por la religión —upa, ya lancé las palabras gordas aquí 😬—; donde las niñas no sabían ni cómo se hacen los bebés y se casaban siendo, justo, niñas, con hombres que a una milla de distancia podríamos distinguir como un mal partido. Pero claro, no tenían las herramientas para identificar y menos contrarrestar conductas violentas y tóxicas 🧐.
Podría estar despotricando todo el día, pero eso no es lo importante. Esta molestia mía es un clásico caso de presentismo, donde juzgamos al pasado según los estándares y corrientes de pensamiento de hoy en día 🔎. Es difícil apreciar una obra por lo que representó en su momento. Por eso toda la cancel culture. Pero me salgo de una vez de dicho tema escabroso.
Sigamos.
¿Cati, Cati, porqué te casaste así, al chile?
Conoceremos a Cati cuando es una niña, hija de una pareja que vive en una zona muy rural de Puebla. Hay menciones a sus hermanos pero no son muy relevantes para la trama. Pronto Cati conoce a Andrés, quien tras cortejarla un rato se aprovecha sexualmente de ella; tiene la “decencia” de casarse 👰🏻con ella en una boda improvisada y pronto se la lleva a ser señora del hogar. Inmediatamente este hombre ambicioso e inmisericorde comienza a escalar puestos y a hacerse de amigotes para potenciar más su carrera política 🏢.
Por si no lo habían notado en esta crítica neutral, el personaje del general Andrés Ascencio me sube la presión, me baja el azúcar, me hace echar espumarajos por la boca 🤬.
No lo soporto. Y todo eso es mérito de la construcción del machito mexicano por parte de Mastretta, ¡claro! El típico político conservador con diez queridas e hijos repartidos por toda la nación, quien para obtener una propiedad mata al dueño y procede a comprárselo a la viuda, que lee los discursos de caridad y mejores condiciones laborales 📰 y luego manda matar a los empleados en huelga; pero no vaya a ser que su mujer quiera aprender a manejar.
La crítica hacia la posición social y la opresión vivida por la mujer durante el siglo XX es evidente.
Qué gusto que me asquee ahora, qué gusto que podamos reconocerlo, qué alivio 😪leer las otras reseñas y coincidir en que muchas lo hubiéramos a) dejado o b) ahorcado. Y ciertas frases son divertidas pues condensan muy bien todos estos panoramas de la masculinidad frágil:
“Son chistosos los señores, como no pueden besarse ni decirse ternuritas ni sobarse las barrigas embarazadas, entonces se dan esos abrazos llenos de ruido y carcajadas. No sé qué chiste les verán.”
A) dejado, b) ahorcado. Pero obviamente eso no pasa en el libro, estas son opciones no modernas pero sí ya más aceptables. No era algo que se "pudiera" hacer entonces, no era algo que las mujeres, en general, pudiesen siquiera dimensionar. Por eso cada que veo un personaje híper feminista despotricando discursos que podríamos leer hoy mismo en Twitter, en una serie ambientada en el siglo XVIII, no puedo evitar poner los ojos en blanco 🙄🙎🏻♀️.
No hay ninguna historia de liberación o de resistencia por parte de Cati, que a pesar de que la encaran con las injusticias perpetradas por su marido, solamente puede ofrecer comidita o caridad a cambio a las viudas que su señor marido va dejando por ahí.
Pero bueno, ¿qué más podía hacer la pobre?
Es extenuante estar en la mente de Cati. Hay un centenar de personajes transitando entre las páginas de este libro.
Ellos, aunados a la concatenación de eventos que vienen y van a ritmo de metralleta y la velocidad con la que se toman decisiones, hacen de esta una lectura muy cansada 🤕.
Agradezco las súbitas implosiones de ternura 🍬🥰 como las de la relación de Cati con su padre.
“—¿Qué te lastima? ¿No tienes todo lo que quieres? No llores. Mira qué lindo está el cielo. Mira qué fácil es vivir en un país en el que no hay invierno. Siente cómo huele el café. Venga mi vida, venga que le preparo uno con mucha azúcar, venga cuéntele a su papá.”
Estos momentos dulces son pocos, pero sustanciales. El vértigo mencionado en la contraportada es absolutamente verídico. A mitad de párrafo saltaremos años o décadas hacia adelante; la gente va y viene y los eventos igual, las décadas ⏰ comprimidas aquí realmente te dan whiplash. El única ancla ⚓ y punto de referencia es el matrimonio de Cati con Ascencio (hay poco desarrollo de su relación con sus hijos, quizá con Verania y Lilia nada más).
Ahora bien, la escena de la cual sale el nombre del libro —cuando cantan el homónimo bolero de Agustín Lara en una reunión— me pareció genial.
—Parará, parara, parará —canté yo y dejé el banco para bailar, dando vueltas.
Vives se reía y Andrés se quedó dormido. —Arráncame la vida— pedí mientras seguía bailando sola por toda la estancia.
—«Arráncala, toma mi corazón» —cantó Toña siguiendo al piano de Carlos.
—«Arráncame la vida, y si acaso te hiere el dolor» —me uní a ellos sentándome otra vez junto a Carlos. Tenía razón Andrés, yo arruinaba sus voces pero no estaba para pensarlo en ese momento.
—«Ha de ser de no verme porque al fin tus ojos me los llevo yo» —dije recargándome en el hombro de Carlos que cerró con tres acordes a los que Toña rebasó sosteniendo el «yo» del final.
—¡Qué bárbara, Toña —dijo—, mis respetos!
—¿Y ustedes qué? —preguntó ella—: ¿Se quieren o se van a querer?
No obstante, la frivolidad de todos los personajes y el hecho de que todos estuvieran involucrados en las esferas de la política cansa, y cansa mucho 🙇🏻♀️.
No creo que nadie disfrute estar leyendo de las minucias de la política, de la crueldad de los involucrados, de las injusticias, de la opulencia de las fiestas 🍹🎊en nombre de la caridad, de la verdadera barbarie cometida por aquellos apenas prueban una gota de poder, de los acarreados, los silenciados, los mandados a matar.
PERO CLARO, ESA ES SOLO MI OPINIÓN.
Quería acabar el libro rápido. Llegué a leer hasta en diagonal 🤫.
Prefería volver a las escenas donde Cati reflexionaba sobre su vida de mujer casada e infeliz y sobre la estupidez de las esposas de los gobernadores, e incluso sobre sus amoríos con otros señores, en vez de leer su resumen de cómo la carrera política y mugrienta de Ascencio seguía viento en popa🚢💨.
En ese sentido, la crítica política está tan lograda como la social. Cati es una señora rica, en posición de poder, y no puede evitar deslizarse hacia la comodidad de la indiferencia. Sus súbitos achaques de justicia son tan esporádicos como loables, puesto que si seguía leyendo sobre los procedimientos de campaña política y las riquezas acumuladas del erario me iba a sacar los ojos 🙃.
“Ese cabrón hasta las esperanzas va a subastar."
En un ratito enlata el suspiro de tres mil desempleados y se los vende a los gringos para cuando quieran sentirse deprimidos. Va a vender el Ángel de la Independencia, el Hemiciclo a Juárez y si se descuidan hasta la Villa de Guadalupe. Mexican souvenirs: las olas de Acapulco, pedacitos de La Quebrada en relicarios y nalgas de vieja buena en papel celofán.”
Me gustó el personaje de Carlos Vives 🎶, aunque no cómo su arco argumental se precipita, al final. No obstante, la sustancia de este, lo que significa, sí me gustó.
“Dos días antes me hubiera hecho feliz. No sólo tener de nuevo su explosiva presencia, sino estar invitada a todo lo que tuve prohibido: a las reuniones y los acuerdos que siempre rehice tras la puerta, abrumando a Andrés con interrogatorios exhaustivos para medio saber lo que pasaba. Entonces pude presenciarlos todos, si se me hubiera ocurrido opinar me habrían dejado, sólo que yo acababa de subir los escalones de Bellas Artes y me había enamorado de otro.
Me volví infiel mucho antes de tocar a Carlos Vives.”
Realmente lamenté su suerte en el amor 💓💘. Pero cuando dejamos a Cati ella todavía es joven y la promesa de su potencial, la certeza de su libertad, es lo que termina dejándonos un buen sabor de boca.
Ahora, a discutir todo esto en el club de lectura 📙.
Es un Kaiju Categoría 2.5, mis Jaegers.
¡Esta es una reseña que NO está en Youtube, en mi canal de Leer en Neón!
Visítalo de todos modos, allí hablo sobre la literatura con amor y respeto 🤓, pero sin perder un toque de diversión.
Sí, hablo de memes.
Novelas gráficas, manga, poesía, narrativa, dramaturgia… en fin, hay de todo un poco. También actualizaré los libros que compro en Insta y en Twitter.
Recuerda que en el blog seguiré subiendo reseñas, incluso de libros de los que no he hablado en Youtube 😎
Con solo una personita que le haya servido la reseña, me doy por bien servida. ¡Éntrale!
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