Páginas: 208
Editorial: Anagrama
Publicación: 2016
Este fue uno de esos libros ofrecidos como descargas gratuitas por eso de la cuarentena, y no sé qué esperaba; pero definitivamente no estos cuentos de terror, de atmósfera pesada y contundencia tremenda. Sustos que dan gusto.
Hay doce cuentos en este volumen, todos más o menos con duración semejante. Comparten ciertas temáticas en común: parejas con serios problemas y a punto de romper, niños problemáticos, huérfanos; áreas empobrecidas. Un problema u horror palpitante a punto de salir.
Así van:
El Chico Sucio
La Hostería
Los Años Intoxicados
La Casa de Adela
Pablito Clavó un Clavito: Una Evocación del Petiso Orejudo
Tela de Araña
Fin de curso
Nada de Carne sobre Nosotras
El Patio del Vecino
Bajo el Agua Negra
Verde Rojo Anaranjado
Las Cosas que Perdimos en el Fuego
"Ojalá toda esa villa se prenda fuego. O se ahoguen todos. Ustedes no tienen idea de lo que pasa ahí adentro. Ni idea tienen."
Ritmo
Este libro empieza con un gran punch (si disculpan el anglicismo), con El Chico Sucio. Me clavé tanto con el misterio, el sentimiento de algo incompleto —algo que sujetar suspendido en el aire denso de la habitación—, que una parte de mí creyó que esto era primer capítulo de una novela. Sorpresa, eran cuentos🤯.
Los cuentos que más me atraparon fueron la Casa de Adela, una exploración más del concepto de la casa embrujada y la pandilla de amigos, que aun así consigue ser escalofriante. Luego, una temática refrescante (y que quizá dibuja un paralelismo entre el descenso a la locura de un guía de turistas y el asesino serial del que tanto habla), con Pablito Clavó un Clavito, se lee casi de un tirón. Nada de Carne sobre Nosotras resulta casi de humor negro, contundente en su lenguaje frío y cínico; el Patio del Vecino me pareció muy inquietante, sobre todo porque sale un gato y cada que aparece uno yo temo por mi kokoro💔. Si algo le pasa a un gato yo me muero.
Bajo el Agua Negra, a mi parecer, es el mejor cuento del libro. Ligeramente más largo, con tintes detectivescos y un personaje femenino con el que resulta fácil empatizar, nos lleva a investigar un pueblo casi primitivo, que siguen un culto grotesco y violento hacia el agua del río, a las cosas que habitan debajo de la superficie del río contaminado.
Ambiente
En general, casi todos los cuentos están ambientados en áreas en la periferia, empobrecidas o venidas a menos, “el lado oscuro de la orgullosa Argentina”. Esta faceta, para mí, es el punto con más fuerza del libro. Aunque obviamente cada historia es diferente y en gustos se rompen géneros, encuentro que es fácil meterse en la lectura. Esta palabreja llamada inmersión realmente toma un nuevo significado cuando leemos estos cuentos. El tiempo se detiene ⌛. Se puede oler la podredumbre, la orina, la grasa, la humedad, el humo de la olla cocinando. Uno se vuelve consciente del silencio.
"Yo prefiero olvidarlas porque olvidar a la gente que solo se conoció en palabras es extraño, mientras existieron fueron más intensas que lo real y ahora son más distantes que los desconocidos."
Estilo
Muchos columnistas y poetas lo han dicho antes y mejor que yo, pero debo decir que lo mejor del estilo de Enríquez es cómo utiliza las palabras precisas para dar el golpe exacto 👊🏼, donde más duele. Construye las cosas de manera que, cuando estas finalmente tienen su pay off, el ambiente queda tan bien construido que puedes cerrar los ojos y sentirte en los lugares que ella describe. Es violenta en su lenguaje tan nítido, audaz y cínica, pero sin dejar de mostrar cierta vena de empatía; sobre todo en su último relato. Las Cosas que Perdimos en el Fuego no solamente le da el nombre al libro, sino que es el cuento que más se puede discutir en términos de teoría de género, sociología, filosofía (¿qué nos hace mujeres? ¿Quién nos da la libertad? ¿Qué es la belleza?) y estructura narrativa. En fin.
No habrá finales cerrados. Muchas veces las cosas parecerán anécdotas que no llevan a ningún lado, de las que no se aprende nada, o peor, sentimos que ya se iba a poner buena la cosa, pero entonces, ¡bam! Se acabó el cuento. Eso me dejó algo decepcionada 🥀.
En Cuanto al Terror…
Lo terrorífico pasa siempre en otro lugar, le pasa a otra persona. Quien narra es un testigo, un cómplice o simplemente alguien indiferente. Esto le da más objetividad a ese terror, porque no es él quien lo sufre.
No seré muy sabihonda en cuanto a terror, he leído muy poco, pero si este insomnio de quedarte pensando en los cuentos, horas después de terminarlos, se califica como quedarte espantada (erizada como gato sería la palabra adecuada) entonces sí, señores del jurado, me asusté.
La falta de comida era buena: nos habíamos prometido comer lo menos posible. Queríamos ser livianas y pálidas como chicas muertas. No queremos dejar huellas en la nieve, decíamos, aunque en nuestra ciudad jamás nevaba.
Veredicto
Cuando puedo acordarme de qué iban la mayoría de los cuentos de este libro (y eso que lo leí hace dos meses), sé que es un libro con chispa ✨. El ambiente de atmósfera pesada, con sinestesia de sentidos, las visiones/escenas que se te quedan grabadas, o incluso un par de frases; todo esto —y sin contar el hecho de que es un libro corto y se puede leer sin problema—, hace que este libro me haya dejado una excelente impresión de la autora. Tanto me gustó que decidí ponerme a leer más cosas de terror, y eso es algo.
Este libro es un Kaiju Categoría 4, mis Jaegers.
¡Esta es una reseña que NO está en mi canal de youtube Leer en Neón!
Visítalo, allí hablo sobre la literatura con amor y respeto, pero sin perder un toque de diversión.
Novelas gráficas, manga, poesía, narrativa, dramaturgia… en fin, hay de todo un poco. 😎
Con solo una personita que le haya servido la reseña, me doy por bien servida.
¡Chao!
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