Publicación: 2020
Páginas: 320
Editorial: Perla Ediciones
“—Hechicería y santidad —declaró Ambrose—: he ahí las únicas realidades. Cada una constituye un éxtasis que se distancia de la vida común y corriente.”
En La Casa de las Almas encontraremos cuatro de los mejores cuentos de Arthur Machen, precursor y brillante exponente del llamado “horror cósmico”. Asociado con nombres como Lovecraft, Poe y Blackwood, este volumen prueba que Machen fue puente entre el horror gótico y la Weird Fiction.
Para el autor, el horror no está en la sangre roja abundante y volcánica, vulgar; está en aquellos lugares donde la carne y el alma convergen para separarse tras romper las costuras. Machen explica en su cuento La Gente Blanca (en voz de Ambrose) que detrás de la máscara del mundo 🎭 se esconde otro, accesible solamente a través de la susceptibilidad a lo primitivo. “A la mayoría de nosotros las convenciones, la civilización y la educación nos han vuelto ciegos y sordos, y nos oscurecen la razón natural. No; a veces podemos reconocer al mal por su aborrecimiento al bien”, esclarece.
¿Dónde vive el horror?
Los protagonistas de estos cuentos fueron los que conjuraron al horror al violar con la ciencia aquellas leyes que no sabían que existían, y al hacerlo trajeron algo que dormitaba desde el alba de la humanidad. Son hombres listos e irremediablemente curiosos que olfatean al misterio como buenos sabuesos, inspirados por la quemazón-quemadura de una memoria inaccesible, que les dice que están frente a algo más allá de su percepción. Se enfrentarán a la locura todo con tal de alcanzar a rozar algo tan álgido que es celestial y demoníaco 👹a la vez; peor que la muerte. Y Machen encarna esta dualidad en mujeres: “Lo que dije que Mary vería, lo vio, pero olvidé que ningún ojo humano puede contemplar semejante visión con impunidad.”
Había un arrebato en la voz de Darnell al hablar que volvía su historia casi una canción, y respiró profundo cuando las palabras terminaron, lleno del recuerdo de aquel lejano día de verano, cuando algún encantamiento tocó las cosas comunes, transmutándolas en un gran sacramento, haciendo que las obras mundanas resplandecieran con el fuego y la gloria de la luz eterna.
En Un Fragmento de Vida, no obstante, apenas se toca el miedo. En la vida ordinaria del matrimonio Darnell, entre discusiones de muebles, pintura y estufas, Edward sueña con un pozo y pasturas verdes 🌳, con las reminiscencias de gloria que palpitaron en el Edén o Avalon, tal vez. Machen busca transmutar lo ordinario y volverlo un sacramento, y justo como Darnell al narrar, sus pasajes son arrebatos casi cantantes. Mas no sobra una sola oración.
Ya sea ofreciendo la materia gris en cirugía para poder ver aquello que la humanidad nunca debió ver, volviendo a un pozo del que sale gente blanca a bailar, encapsuladas en gemas preciosas 💎o jugando entre maleza con un hombre desnudo, las mujeres son rumores: visiones escondidas tras ventanas corrientes pero, tan susceptibles al horror, que se vuelven puentes para su poder destructivo 💣
Villiers, esa mujer, si puedo llamarla mujer, me corrompió el alma. La noche de la boda me hallé a mí mismo sentado en su cuarto de hotel, oyéndola hablar. Estaba sentada en la cama y yo la escuchaba mientras hablaba con su bella voz, y refería cosas que aún ahora no me atrevería a susurrar en la noche más oscura ni aunque estuviera parado en medio de una jungla.
Pecadores
Valiéndose de la decimonónica voz omnisciente y de recursos como cartas y diarios, la prosa revela el misterio a pedazos, ayudándose de varios personajes que siempre se sientan a discutir los hechos con whisky o vino 🍷 en la mano.
En el epílogo, S. T. Joshi propone que el autor cristalizó su horror a la sexualidad al darle una dimensión sobrenatural. Para Machen, el pecado es tomar el cielo por asalto; intentar penetrar a otra esfera superior mediante métodos prohibidos. Quizá por eso nunca deletrea el rito, puesto que el atrevimiento de querer ser más que humanos conjura algo que es nuestra antítesis.
El santo se propone recuperar un don que ha perdido; el pecador trata de conseguir algo que nunca fue suyo. En pocas palabras, vuelve a escenificar la Caída.
¿Smaugfobia? Legitimando la fantasía
Este libro acaba de ser editado por Perla Ediciones, proyecto que apuesta por las emociones más antiguas de la humanidad —que nacieron gemelas y todavía hoy en día van mano en mano—: el asombro y el miedo. ¿Qué hombre prehistórico no se habría sentido asombrado y aterrorizado del fosfeno de un relámpago ⚡, seguido por el trueno? ¿Cómo podrían no creer que había entes sobrenaturales detrás? Fantasía, mitología, horror, folclore y cuentos alrededor de las fogatas: siguen siendo tan universales —e impactantes— como antes, y Perla Ediciones cree en ellos tanto como para legitimarlos más. Los grandes clásicos pueden ser descatalogados pero nunca serán irrelevantes: acecharán siempre detrás de las esquinas. Después de todo, la primera literatura humana fue la fantástica.
En el prólogo, Guillermo del Toro asevera que “el mal nunca reposa, se está gestando”, mientras que Machen dice que “Londres ha sido llamada la ciudad de los encuentros; es más que eso: es la ciudad de las resurrecciones”. Gestación y resurrección: estos son los estados primitivos de los relatos de Machen, pero también de los próximos grandes clásicos.
Es un Kaiju Categoría 4, mis Jaegers.
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