Páginas: 288
Publicación: 2020
Editorial: Minotauro
“—Hay lugares pesados. Lugares en los que el mismo aire pesa por culpa de una maldad que lo vuelve agobiante. A veces se trata de una muerte, pero puede ser otra cosa. En cualquier caso, el mal aire se mete en el cuerpo, anida en su interior y acaba por asfixiar. Eso es lo que les pasa a los Doyle de High Place —dijo la mujer y, con eso, puso punto final a su relato. Era como darle de comer rubia roja a un animal, pensó Noemí: los huesos se teñían de rojo, el interior se manchaba de escarlata.”
A pesar de la ambientación...
Fue en lo simplista de la narrativa -en el hecho de que su receta Hollywoodense era tan predecible- que este libro y yo chocamos. Pero no todo es malo... Mexican Gothic (o Gótico, nada más, tal como se tradujo al español) es una novela de la exitosa autora Silvia Moreno-García.
Ambientada en la década de 1950 en Hidalgo, tiene como protagonista a Noemí Taboada, una chica de alcurnia que vive en la Ciudad de México y goza de manera casi frívola su fortuna, de atender a fiestas, de coquetear con jóvenes y cultivar sus pasatiempos, como estudiar antropología e historia (que luego quiere estudiar en la universidad). El llamado a la aventura consiste en la llegada de una carta de Catalina, la prima de Noemí; recién casada que acaba de mudarse a una mansión en Hidalgo con su galán esposo, el británico Virgil Doyle.
Pero la feliz esposa es en realidad una mujer hecha un manojo de nervios, que escribe puras incoherencias y dice que están intentando envenenarla, que hay corrupción en todas partes, que los hongos en las paredes, que fantasmas y serpientes que se muerden la cola. En fin, esta carta preocupa mucho al padre de Noemí, así que le pide a su hija que vaya a High Place (la mansión de los Doyle), y vea por la salud de su prima.
Vagabundeo sin meta a la vista
El libro es vagabundear por pasillos, tener discusiones a regañadientes con los habitantes de High Place, querer armar un romance pero fallar, espolvorear menciones de cosas mexicanas ocasionalmente, tener pesadillas que son premoniciones que son tiniebla, fingir que todo está bien, fumarse un cigarrillo, volver a tener largas discusiones en pasillos y mesas, vaticinar la naturaleza de la maldición de la casa al hablar de hongos y memoria y esporas y serpientes que se muerden la cola, hablar apenas con su prima Catalina, y batallar contra las extrañas reglas de los Doyle, que a mil leguas se ve que están locos de atar y han armado una linda secta.
“Con cautela, salió de la habitación y encontró el lugar de donde venía. Notó el latido contra la palma de la mano al apoyarla contra la pared. El papel tapiz se humedeció, se volvió resbaladizo. Era como un músculo tenso. El suelo bajo sus pies también estaba húmedo, suave. Carne viva. Un montón de carne viva sobre la que caminaba. Los muros también eran carne viva. El papel tapiz se desprendía, para revelar órganos enfermizos en lugar de tablones de madera. Venas y arterias taponadas con vicios secretos.”
Lo rescatable del lenguaje y la investigación
A pesar de todo, debo reconocer que sí hubo un esfuerzo por parte de la autora en Gótico, en cuanto a la ambientación. Hay menciones acerca de tradiciones mazatecas, las fiestas de la metrópolis, el contexto de la revolución, las minas. Y es un hecho que está inspirado en un pueblo real, en uno minero. Igualmente, el lenguaje evidencia el trabajo de traducción que hizo la autora, quien luchó para que se conservaran modismos mexicanos, y batalló contra la editorial que quería imponer un español... bueno, castellano.
“Noemí se inclinó aún más sobre la cesta. —Tienen un olor muy dulce. —Además, son preciosos. Ciertas culturas tienen una conexión profunda con los hongos, ¿sabes? Los indios zapotecas de tu país los usaban para sacar los dientes, se los daban al paciente como anestésico. Los aztecas también desarrollaron interés por setas y hongos. Los consumían para experimentar visiones. —Teonanácatl —dijo ella. —La carne de los dioses —dijo Francis con entusiasmo—. Sabes de hongos, ¿no?”
Sin embargo, todos estos elementos referentes a México son colaterales, ornamentales. Por supuesto que en el pueblo que los Doyle explotaron para hacerse ricos (como buenos extranjeros llegando a México), hay una curandera que sabe todo acerca de las plantas medicinales y las tradiciones milenarias, a la que la protagonista acude por un remedio; y por supuesto que dicha curandera es la que da TODA la exposición de la historia de los Doyle que viven en High Place. Asesinato e incesto incluido.
Y es que, al final del día, el núcleo de la historia, el escenario central, es una mansión inglesa. Donde siempre está nublado y llueve, como en una novela inglesa. Repleta de personajes ingleses, y donde todos están hablando inglés, incluso Noemí, con contadas excepciones. Todo es tremendamente INGLÉS.
La estructura y el ritmo de Gótico
En cuanto al ritmo, la primera parte está bien, cumple con sus funciones. Sirve para arrancar la historia; para establecer a Noemí como socialité, niña rica frívola y coqueta, pero que es ambiciosa, audaz a veces, y tiene buen corazón.
En la 2ª parte este ritmo se vuelve un pantanal difícil de atravesar, y allí se me fueron casi dos meses. En la 3ª parte todo se descarrila como tren sin frenos, y no voy a negar que fue divertido, pero creí que no llegaría y estuve a punto de dejar el libro.
En fin, sí hay una propuesta estética, de poética oscura, presentada por Silvia Moreno-García; propuesta que refleja alguna cosmogonía nativa. Sin embargo, al final volvemos al tópico ouroboros; a las cuestiones de mitología europea, opresión británica y maldición que se siente extranjera porque la impuso un extranjero. Y por eso, esa originalidad, aquel sabor particular y endémico que pudo haber tenido la historia, se pierde.
Frases que sí me agradaron
“Solo en un lugar como aquel, en un cementerio con sauces mustios y niebla que lamía las lápidas, podía Francis adquirir algo de sustancia. En la ciudad, pensó Noemí, bastaría el restallido de un claxon o el rugido de un motor para hacerlo añicos. Porcelana de la mejor calidad lanzada contra un muro.”
“No obstante, las palabras de Catalina no la molestaron, pues no las decía en el mismo tono que los reproches de sus padres. Catalina era una criatura hecha de suspiros y expresiones delicadas como una tela de encaje. Su prima era una soñadora y, por lo tanto, creía en los sueños de Noemí.”
“La madera, el cristal y un techo no constituyen un mundo —contestó ella—. No eres una orquídea que crece en un invernadero. No voy a permitir que te quedes. Mete tus dibujos o tu libro favorito en una maleta, o lo que quieras. Pero vienes con nosotras.”
Es "mexicano", pero lo suficiente como para que a los gringos no les chirríe o les haga cuestionarse ninguno de sus estereotipos. Es como un taco-tostada con salsa que no pica, vendido como la verdadera experiencia culinaria mexicana. Aun así se puede comer. #reseñadelibros #reseñasliterarias #góticomexicano #silviamorenogarcia
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